i
Me desperté melancólica, viendo varias prendas de vestir en el piso... Y ahí estaba a mi lado él. Una persona que no reemplaza un lugar, sino que se forja uno propio, que gana terreno y ocupa los pensamientos. Sí, el día estaba gris, pero aùn así me sentía tranquila; a pesar del montón de trabajo atrasado y algunos inconvenientes con unos equipos.
Pensé en ti, en cómo y cuándo siendo tan vital dejaste de serlo. Pensé en todas las cosas que me enseñaste y ahora mismo sè y pongo en práctica. Volví la vista hacia la cama y preferí meterme entre los brazos de aquel individuo que ya debes saber quién es. Preferí despertarlo ésta vez. Me agrada mirar sus ojos y no hallar la incertidumbre como respuesta, me agrada mirarle y olvidar todo lo demás.
En ciertas ocasiones suelo recordarte, generalmente son cosas de jovencita curiosa, me alegra saber que estás bien, y que superaste todos tus demonios. En cierto momento preguntaste si te odiaba y no supe que responder... Desde entonces me hice la misma pregunta y he aquí la respuesta:
No! no te odio... No existe un sentimiento tan vil hacia una persona que veo con cariño; a pesar de cualquier cosa. No puedo odiar a alguien que no me despierta ningún sentido de malicia, que no me despierta un arrebato. Verte sólo me produce paz, porque nuestro cuento está saldado.
asi se habla!! muy buena la entrada.. me encanta como escribes! q andes bien!!
ResponderEliminarEsta, esta me encantó! Perfecta.!
ResponderEliminar